Consumir ético es luchar por los derechos de los trabajadores

“8 horas de trabajo, 8 horas de recreo, 8 horas de descanso”… Eran algunas de las consignas que el movimiento de los trabajadores reivindicó en la huelga que comenzó el 1 de mayo de 1886, en Estados Unidos, y que posteriormente se extendería por todo el mundo. Sin embargo, en el siglo XXI todavía muchas de las proclamas de este movimiento han quedado relegadas al olvido. En la actualidad, más de 40 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna y 152 millones de niños de la explotación infantil (OIT, 2017). A continuación dedicamos unas líneas para explicar el origen del 1 de mayo y los principales logros del movimiento de los trabajadores, para destacar cómo el movimiento de Comercio Justo continúa avanzando cada día para que sus reivindicaciones se conviertan en realidad.
Durante el transcurso del siglo XIX, tuvo lugar una creciente presencia y organización del que ha sido considerado como el primer movimiento social moderno: el movimiento obrero. Este movimiento, desarrollaría durante todo el siglo XIX una intensa lucha por la consecución de mejoras en las condiciones laborales y en la calidad de vida de la clase obrera. Durante este periodo de su historia, algunos de sus principales objetivos fueron la abolición del trabajo infantil, la aprobación y el respeto a los derechos sindicales, la reducción de la jornada laboral, mejoras en las condiciones de salubridad y seguridad laboral, el descanso semanal, la mejora salarial con el fin de alcanzar “salarios justos”, un igual salario para igual trabajo, etc. En estas dimensiones, el movimiento obrero consiguió notables logros a nivel mundial. Uno de los ejemplos paradigmáticos de estos hitos, lo representaría la prolongada lucha internacional del movimiento obrero por la reducción de la jornada laboral. Así, en 1844 se consiguió en Reino Unido reducir la jornada laboral de niños menores de 13 años a 7 horas y de mujeres a 12 horas. Sólo 4 años más tarde, en 1848, los franceses conseguirán la reducción de la jornada laboral para todos los trabajadores a 10 horas diarias.
Este proceso culminaría en 1886, cuando a través de una oleada de huelgas y manifestaciones masivas que comenzaron el día 1 de mayo –fecha en la que se conmemora en una amplia variedad de países el Día internacional de los trabajadores– se consiguió en Estados Unidos la jornada laboral de 8 horas, que iría progresivamente extendiéndose a otros países. El punto álgido de estos acontecimientos tuvo lugar el 4 de mayo de 1886 en la ciudad norteamericana de Chicago, donde transcurrieron los conocidos incidentes de Haymarket, que se saldaron con una fuerte represión policial y un posterior juicio (lleno de irregularidades) que sentenció a prisión y a muerte en su caso, a 8 militantes que la historia recuerda como los mártires de Chicago. Se considera que el proceso fue sostenido por razones exclusivamente políticas.
Hoy, miramos hacia atrás contemplando los avances conseguidos, y sabiendo también que aún hay mucho por hacer. ¿Cómo podemos en nuestra vida cotidiana colaborar por el avance de los derechos básicos de los trabajadores y para poner fin a la existencia del trabajo esclavo en el mundo? El movimiento del Comercio Justo ha asumido desde sus inicios las reivindicaciones del movimiento de los trabajadores para que se garanticen una serie de derechos fundamentales. Cuando consumimos productos de Comercio Justo estamos asegurando a los trabajadores: salarios dignos, condiciones de trabajo seguras y salubres, producción libre de trabajo infantil y trabajo forzoso, libertad de asociación, etc. El consumo ético se nos presenta en el siglo XXI como una herramienta eficaz para luchar contra el trabajo esclavo y dignificar las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Este proceso culminaría en 1886, cuando a través de una oleada de huelgas y manifestaciones masivas que comenzaron el día 1 de mayo –fecha en la que se conmemora en una amplia variedad de países el Día internacional de los trabajadores– se consiguió en Estados Unidos la jornada laboral de 8 horas, que iría progresivamente extendiéndose a otros países. El punto álgido de estos acontecimientos tuvo lugar el 4 de mayo de 1886 en la ciudad norteamericana de Chicago, donde transcurrieron los conocidos incidentes de Haymarket, que se saldaron con una fuerte represión policial y un posterior juicio (lleno de irregularidades) que sentenció a prisión y a muerte en su caso, a 8 militantes que la historia recuerda como los mártires de Chicago. Se considera que el proceso fue sostenido por razones exclusivamente políticas.
Hoy, miramos hacia atrás contemplando los avances conseguidos, y sabiendo también que aún hay mucho por hacer. ¿Cómo podemos en nuestra vida cotidiana colaborar por el avance de los derechos básicos de los trabajadores y para poner fin a la existencia del trabajo esclavo en el mundo? El movimiento del Comercio Justo ha asumido desde sus inicios las reivindicaciones del movimiento de los trabajadores para que se garanticen una serie de derechos fundamentales. Cuando consumimos productos de Comercio Justo estamos asegurando a los trabajadores: salarios dignos, condiciones de trabajo seguras y salubres, producción libre de trabajo infantil y trabajo forzoso, libertad de asociación, etc. El consumo ético se nos presenta en el siglo XXI como una herramienta eficaz para luchar contra el trabajo esclavo y dignificar las vidas de millones de personas en todo el mundo.